Francisco Paesa  fue varias veces dado por muerto y ayer portada de la revista Vanity Fair. La noticia de que Paesa había concedido una entrevista hace unos días en París a esta revista, que anoche corrió por los pasillos del festival, ha sacado la sonrisa a todos los miembros del equipo de la película, que, junto con Rodríguez, se encuentran en Donostia para presentar la cinta, que opta a la Concha de Oro. "Que Paesa salga en la portada del Vanity Fair es como una especie de spin-off (una continuación de la historia basada solo en uno de sus personajes), es llevar a la película aún más hacia adelante", se ríe Rodríguez, asombrado tras ver al octogenario posando como si fuera un magnate, de traje y corbata en un sillón dorado.

El director reconoce, en una entrevista con Efe, que si no le hubieran hablado del libro de Manuel Cerdán, que por cierto ha reeditado Plaza y Janés con el póster de la película como portada, no se le habría ocurrido indagar en el personaje, pero le interesó sobre todo porque "se habían hecho pocas películas de este tipo en España".

"El hombre de las mil caras" ha acabado siendo un thriller de acción, basado en hechos reales y otros que no lo son tanto; la vida de Paesa era tan compleja, y tan densa, que era inasible, era imposible retratarle, apunta el director de "La isla mínima". "Lo curioso es que vimos que los periódicos de entonces publicaban en realidad muy pocas cosas reales y mucho ruido, había cientos de noticias que no eran ciertas.

Los periodistas que estudiaron a Paesa tenían teorías muy dispares, así que -apunta- lo que nos pareció más honesto era construir la película desde la ficción". A pesar de eso, la cinta tiene mucho de real, explica, convencido de que el espectador va a ver cosas que pensará que son mentira, "por extraordinarias" y sin embargo, sucedieron.

Para unir con el relato al espectador, al que vivió ese momento y al que no, Rodríguez otorga al personaje de Jose Coronado, el amigo piloto de Paesa, el papel de bisagra con la construcción ficticia, una voz en off que sirve de guía y calendario. Eduard Fernandez comparte con Efe el detalle que más le ayudó a componer a Paesa: su pesar porque sus padres no le habían enseñado a usar bien los cubiertos del pescado. "Y el que sabe usarlos, soy yo", añade Coronado, dando una pista.

La película elige un trozo de la vida del espía, la que comienza cuando conoce al director de la Guardia Civil Luis Roldán y se alarga hasta la peripecia de la fuga de España en 1994 y posterior entrega a la policía en Bangkok.

En los ochenta y noventa, los movimientos de dinero sucio, los fondos reservados, las comisiones y el blanqueo a través de paraísos fiscales, eran dominios donde se movían bien muy pocas personas; Paesa, el que mejor. Por eso, cuenta la cinta, Roldán (Carlos Santos), y su mujer en ese momento, Blanca Rodríguez Porto (Marta Etura), recurren a sus servicios. "Todo el problema de la corrupción con Roldán viene de antes y se prolonga después; el caso Roldán era algo que se repetía sin parar, y es que no para, desgraciadamente, sigue completamente vigente", reflexiona el director.